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El sueño a menudo se ha llamado “la moneda de la salud”. Algunas investigaciones sugieren que dormir 8 horas por la noche es esencial para mantener el bienestar mental y físico general, tanto para mantenernos alerta y saludables durante el día, como para garantizar que tengamos suficiente energía para nuestras necesidades físicas y emocionales. Al no dormir lo suficiente o tener una mala higiene del sueño, ponemos en peligro nuestras relaciones emocionales, ya que las investigaciones sugieren que dormir bien puede ayudar a mantenernos enamorados. De hecho, la experiencia y los estudios han demostrado que los buenos hábitos de sueño conducen a una felicidad más tranquila y a una estabilidad emocional y sí, eso incluye tus relaciones de pareja. Entonces, si quieres permanecer enamorado por más tiempo, ¡asegúrate de tomarte un tiempo para un sueño reparador!

Una cantidad adecuada de sueño mantendrá bajos tus niveles de estrés, protegerá tu estado de ánimo de las fluctuaciones y aumentará tu bienestar general, lo que puede contribuir a una vida amorosa más saludable. Dormir como mínimo ocho horas también podría allanar el camino para conversaciones más significativas, profundas o sobre temas difíciles con nuestra pareja, ya que el estar descansados nos ayuda a pensar más claramente sobre nosotros mismos y los demás. Si bien queda más investigación por hacer, la evidencia hasta el momento demuestra que la calidad del sueño puede promover una mejor vida sexual, y una vida sexual saludable puede facilitar un mejor sueño. Así que dormir bien es un combo win-win, ¿cierto?

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Al igual que el sueño, el sexo se compone de varios elementos distintos. En un funcionamiento sexual saludable, ambos sexos experimentan las siguientes etapas:

  1. Deseo sexual, también conocido como motivación sexual o libido.
  2. Excitación, que implica reacciones físicas, como el flujo de sangre al pene o al clítoris.
  3. Orgasmo, que es el punto de máxima excitación. En los hombres, la eyaculación normalmente ocurre acompañada de un orgasmo.
  4. Resolución, que implica relajación y sentimientos positivos después del orgasmo y una transición gradual a un estado no excitado.

Cuando una o más etapas de este proceso se interrumpen, pueden causar disfunción sexual. Te preguntarás en qué entra el dormir aquí y te lo vamos a explicar: la privación del sueño se ha asociado con la reducción del deseo sexual y la excitación tanto en hombres como en mujeres, siendo estas últimas las más propensas. Como resultado, el insomnio, uno de los trastornos del sueño más comunes, puede ser un factor de riesgo en disfunciones sexuales. La falta de sueño y el sueño interrumpido también se han relacionado con un mayor riesgo de disfunción eréctil, por lo que concluimos haciendo hincapié en la importancia de dormir bien para mantener cada aspecto de tu relación –y de tu vida sexual– en equilibrio.

¿Quién lo hubiera dicho? ¡A dormir más para cog*r más!

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