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La vida sexual va cambiando a lo largo de los años y de lo que vamos viviendo. Es casi imposible mantener el deseo sexual frente a ciertas circunstancias difíciles de la vida. Hay que tenerlo en cuenta para ser comprensivos con nuestras parejas y con nosotros mismos.

Además, la reacción de hombres y mujeres es distinta. Muchos hombres se quejan de la falta de apetito sexual de sus parejas, sin considerar las situaciones que viven. En todo caso la empatía es un factor que los ayudará a volver a generar el deseo.

Depresión posparto. Entre el 10 y el 15% de las mujeres desarrollan depresión posparto, que afecta el deseo sexual y puede causar daños serios en un matrimonio joven. No es común que se reconozca a tiempo la gravedad de este fenómeno, hay que acudir al psiquiatra y a psicoterapia para combatirlo.

Enfermedades graves. Cuando uno se siente inseguro, débil, amenazado, es difícil pensar en sexo. Muchas veces se complica el reconocer ante uno mismo la gran vulnerabilidad que sentimos, y hacernos los fuertes no ayuda. Cuando el cuerpo queda marcado, como por ejemplo en el cáncer de mama, hay que ser todavía más pacientes. El contacto físico ayuda, hay que ser generosos con los abrazos, no presionar y esperar a que la confianza y la llama del deseo vuelvan a surgir.

Duelos. La ausencia de un ser querido puede ser devastadora. El duelo puede durar muchos meses, pero antes de eso es posible recuperar la vitalidad del sexo si se tiene una pareja comprensiva.

Desempleo. Es casi como un duelo porque se nos va también cierto sentido de identidad. La incerdidumbre y todas las dudas sobre nosotros mismos aparecen. El tema de sentirnos sensuales es imposible. Hay que pensar fuera de la caja, somos más que un empleo y hemos superado momentos más dificiles que éste. Mientras la redefinición llega, trabaja en mantenerte fuerte como pareja: mejor lidiar una sola batalla que dos.