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“La mayoría de los hombres se ponen nerviosos en los preliminares”, asegura la terapeuta sexual Olivia St. Claire, autora de 203 maneras de volverlo loco en la cama. “Comprenden vagamente que no les dedican el tiempo suficiente pero no saben cómo remediar la situación. No se dan cuenta de que los preliminares pueden ser tan excitantes y satisfactorios como el coito o más”.

¿Es tu caso o el de tu amante? Nunca es tarde para aprender. Vale mucho la pena disfrutar de la anticipación, de la tensión creciente y eléctrica entre dos pieles calientes…

Presta atención a estas ideas y pon manos (y el resto del cuerpo) a la obra:

Busca sentirte sensual, inventivo, relajado. Esas sensaciones son la base para hacer el amor bien. Crea una atmósfera de pasión pausada y sostenida. Evita los genitales, o bien, tócalos apenas y regresa a alguna otra zona, despacio, no hay prisa, se trata de sumar placeres. Mientras más te tardes en llegar a la penetración, más placentero será.

Besar es todo un arte. Pero es algo que hacemos tan a menudo y por razones tan diversas, que a veces olvidamos lo erótico que puede ser un beso dado con sentimiento o en un lugar insospechado. Si consideras cada uno de tus besos como algo maravilloso, estarás preparando el camino para tener una experiencia tremendamente sensual. Lame sólo las comisuras de su boca. Ofrécele la parte interna de tus labios mientras la besas con pasión, esto resulta suave, sensual e íntimo. Concéntrate en la sensación que produce el contacto de tus labios con los suyos, de tu lengua con la suya, de lo seco con lo mojado… Sé imaginativo, responde con sensibilidad, pero con firmeza, se trata de formar un amoroso dueto lleno de armonía en el contacto de ida y vuelta entre labios y lenguas.

Acaríciala. La cara, el cuello, la nuca; tómale la cara entre las manos mientras tomas por asalto su boca cubriéndola de besos.

Desnúdala lentamente. Déjale algo puesto.

Mordisquéala. Los lóbulos de las orejas; jálale el cabello suavemente –o no tanto–; bésale el cuello (sin marcarla, por favor).

Masajéala, chúpala, lámela. La zona circundante del ombligo, los costados, las axilas, las piernas, los pies. Hazlo despacio, y una vez que termines de recorrerla, vuelve a empezar.

Besa su espalda, soba sus nalgas. Sube y baja por su espina dorsal, aterriza en sus nalgas, con tus manos, con tu pene. Cada caricia es un mensaje a su zona genital. Dale la vuelta, sube por entre sus muslos y ve su expresión de deseo y escucha cómo te pide que la penetres… tendrán el mejor sexo ever.