• Tiempo de lectura:2 minutos de lectura
Compartir

Aunque algunos de los más reconocidos científicos del sexo han dicho que tal cosa no existe (Masters y Johnson aseguraron en 1966 que era un concepto erróneo y Germaine Greer que era “una fantasía”), hay nuevas pruebas de que la eyaculación femenina, conocida también como squirt, sí que existe, y no, no se trata de incontinencia urinaria.

En la década de los ochenta un equipo de médicos realizó una investigación que luego fue publicada en el Journal of Sex Research: los resultados del estudio mostraron que el líquido transparente e inodoro que algunas mujeres “lanzan” contiene dos sustancias que también se encuentran en el semen masculino: fosfatasa ácida prostática y glucosa. En bastante menor medida también hallaron residuos de urea y creatinina (productos que se encuentran en la orina).

El órgano que origina el líquido se llama glándula de Skene o próstata femenina. Es una glándula esponjosa que puede agrandar su tamaño y se encuentra dentro de la pared anterior de la vagina, donde muchos han dicho (aunque otros lo han desmentido) se encuentra el punto G.

La glándula no es del mismo tamaño en todas las mujeres y, según los expertos, ésta podría ser una de las razones por las que no todas las mujeres eyaculan.

La eyaculación femenina no necesariamente coincide con el orgasmo. Puede haber eyaculación sin orgasmo y orgasmo si eyaculación.

El líquido puede ir de un chisguete a una cantidad considerable, y es importante que ambos miembros de la pareja se sientan cómodos con eso. No es nada que una toalla no pueda solucionar. Después de todo, ¿quién dijo que el sexo es pulcro? No lo es. Y esa es una de las razones por las que trae a todo mundo de cabeza.